Nunca he sido muy de participar en concursos de fotografía, quien me conoce un poco lo sabrá. Más allá de consideraciones personales acerca de veredictos y políticas de valoración, la mayoría de las ocasiones prefiero dedicar mi tiempo a simplemente salir y hacer fotos tanto a nivel de hobby como de trabajo y luego después editarlas sin ningún tipo de pretensión que no sea la de dar lo mejor de mí mismo y tratar de estar satisfecho con el resultado final.
Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses. Una organización comprometida.
El pasado 20 de noviembre de 2020 se me comunicó que había ganado el primer premio y honestamente, no lo esperaba. Principalmente porque como digo, no hago fotos para ganar concursos. No pienso: «Wow, con ésta podría ganar tal o cual concurso» o llegar a salir a buscar un determinado tipo de fotografía con una temática o localización concreta para presentar en este o aquel concurso X con un gran premio más adelante. No funciono así. Lo que me mueve es mucho más sencillo y puro: Buscar belleza donde quiera que esté y compartirla con el mundo. Ese es mi verdadero premio. Mi auténtico motor.
Pero, ¿y si además una de mis fotos de naturaleza y paisajes pudiera servir para promocionar a través de una organización honesta, trabajadora y llena de ilusión y las virtudes y tesoros de un entorno natural y social lleno de magia que hay en El Bierzo, el lugar donde vivo? La respuesta era obvia, Por supuesto que lo haré siempre que sea posible.
Nunca sabes dónde está una foto ganadora. Cómo se hizo.
Tras varios días pensando qué fotos podría presentar, me decidí por cinco. Todas diferentes, todas especiales para mí. No había una favorita. Ninguna de ellas la veía como mejor que la otra. Para mí, el premio ya es haber conseguido una imagen de la que me sienta orgulloso cuando está terminada de editar. La imagen que ganó salió de un paraje como zona de descanso durante una ruta de senderismo por las Lagunas de Burbia en invierno. Una zona de belleza brutal.
Enseguida me di cuenta de una conjunción única de luz, composición, colores y mi propio estado de ánimo. Una alineación de planetas que hace que te olvides del cansancio de horas caminando y sólo pienses en capturar del modo más bello posible aquello con lo que te has conectado. Todo lo demás desaparece. Sólo estás tú y aquello que te ha secuestrado el alma durante unos minutos mientras te dices «ahora o se perderá para siempre».
Es extraño el hecho de que premien una fotografía tuya. Ni siquiera sé si es la mejor de las que hice aquel día en aquel lugar. ¿Porqué una mía y no la de otro fotógrafo? No lo sé… Sólo sé que un jurado decidió que esa imagen era la mejor entre otras presentadas de otros concursantes y que ojalá sirva para su cometido: Dar visibilidad y atraer a mucha gente para que conozca y descubra esa maravillosa zona de El Bierzo.
Muchas gracias a la organización, al jurado y a todo aquel que me ha animado a seguir buscando belleza, premiada o no, a través de los años con sus comentarios, su cariño y su tiempo. Gracias.